lunes, marzo 4

Fundación AMYC


El pasado jueves, 28 de febrero, tuvimos nuestra primera salida, a la Fundación AMYC, una pequeña casita situada en un humilde barrio de Madrid. Gracias a este millonario catalán, podemos disfrutar de una pequeña parte, pero muy importante, de la historia del arte de nuestro país. Es una ventana al mundo.

La mañana no pudo empezar peor. Como me suele ocurrir, y cada día es más frecuente, me desvié por la salida que no era, tuve que buscarme la vida, y obviamente llegue tarde a la visita. Este crimen se agravo al tener en mi coche un gps. 
Nada más llegar a la "casita" aparque mi coche en la entrada, solo me falto dejarlo justo al lado de la puerta, algo que obviamente no estaba permitido, y que el encargado de seguridad, me lo advirtió. Teniendo que buscar otro aparcamiento.

Una vez dentro, te atrapa una fastuosa lampara, y un hall enorme, lleno de luz y de vida, con cuadros a ambos lados, y una gran escalinata. 
De pronto te atrapa sus multiples salas, llenas de color, de vida y de tantas expresiones de entender y amar el arte y la vida. Entre los grandes cuadros, me quedo con unos pocos cuadros del gran Joan Miro, al que le tengo una admiración desde niño, y ver un cuadro de Dalí "L´elephant-giraffe". 
Luego me queda por destacar, la representación de las campesinas catalanas de Manolo Hugué, con "La Llobrera", una figura de un solo bloque, rígida, pero lleno de una cantidad de detalles en la expresiones del rostros.
El cuadro de Pere Pruna, "Desnudo ante la puerta", lleno de sensualidad, de colorido, con predominancia de colores cálidos y muy contrastados, y esa pincelada gruesa, desigual, dan al momento   una cercanía a un momento tan intimo como es el desnudo. 

También me atrapo esta escultura que vi en el jardín de la casa. Un bloque de ruedas que parecer ocultar algo en su interior, difícilmente alcanzable. Me dio la sensación, que su autor (no recuerdo el nombre del cartel que estaba en la base de la escultura), quería expresar lo mucho que sabemos de un artista a través de su obra, y sin embargo sabemos realmente, muy poco de ellos. Y ese entramado de ruedas, como las  que abren cerraduras o algo similar, ocultan la verdadera identidad de este autor.

Un experiencia entrañable y sorprendente, que volvería a experimentar sin duda en otro momento.

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